Me encantaron las atenciones, sobre todo de Martha, que nos recibió con una sonrisa y nos atendió con lo que pedimos. La habitación, sumamente amplia, la cama muy cómoda, dormimos como bebés y el desayuno, exquisito. Variado y de calidad. La pena que sólo duramos una noche. Especial mención al restaurante, que tanto la comida como las atenciones, también fueron de primera. Altamente recomendado y ojalá pudiera volver.