Nuestra experiencia fue buena, la localización es genial, ya que está en el barrio de los museos y puedes ir a pie a la mayoría de ellos. La habitación tampoco estuvo mal, tenía terraza, un poco sucia, pero al ser otoño no la abrimos, la ducha es un poco lio porque está a ras de suelo y las escaleras, como en la mayoría de Amsterdam, son un poco infernales con maletas, porque son muy empinadas y debes subir dos veces, porque la recepción está en la puerta de al lado (también con escaleras), todo lo demás la verdad es que sin queja.