Lo mejor del hotel es la atención, ya que el personal es muy amable. El edificio necesita una profunda restauración. Los baños son pequeños, con mala accesibilidad, (tienen bañera con cortina, el agua caliente resulta difícil de controlar). En las habitaciones no está visible el plan de evacuación(solo en los pasillos), ni las tarifas (solo en recepción) y no hay minibar. En cuanto al parking, está en otro edificio y cada vez que quieres entrar o salir (o simplemente recoger algo en el coche) hay que pedir el mando y volver a dejarlo en recepción. El resto de instalaciones (spa, cafetería, etc.) no las hemos utilizado.
Este hotel seguramente hace décadas merecía las tres estrellas, pero ahora, desde luego no.