La habitación muy amplia, el baño también amplio. Terraza con dos hamacas y dos sillas. Las habitaciones están distribuídas en pequeñas edificaciones de dos pisos, es decir hay planta baja a nivel del suelo y una planta superior. La edificación es de tipo rústico, simulando un pequeño pueblo de casitas blancas con sus pequeñas callejuelas.
Los desayunos fantásticos. Había de todo tanto comida fría (ensaladas, quesos, embutidos, etc...) como comida caliente (falafel, patatas, vegetales, salchichas, etc...)
Las comidas y cenas también de gran calidad, quizá sin demasiada variedad a lo largo de la semana, pero todas las comidas estaban bien cocinadas y muy sabrosas.
Respecto a las bebidas, la cerveza sí estaba incluída en la comida y la cena, pero fuera de ese horario, en los bares había que pagarla aparte.
Daban una botella de agua por habitación y día. A mi parecer deberían dar 2 botellas. Aunque a cualquier hora y por todo el hotel había máquinas con refrescos, zumos y agua a nuestra disposición.
El hotel tiene dos piscinas y dos pontones para el acceso al mar. Para practicar snorkel está genial. Tienes una gran pared llena de coral con abundantes peces a pocos metros de la orilla. Estuvimos un día en el Fanara Beach Club, que según leí era de las mejores zonas para snorkel de Sharm el Sheik, y el arrecife del Labranda no tenía nada que envidiar. Los mismos peces y sin tener que salir del hotel.
El equipo de animación también muy bien, sobre todo Natacha y Gio