A pesar de ser un edificio de reciente construcción, han conseguido mantener el aroma de los riads tradicionales. El personal es muy eficiente, el lugar muy limpio y ordenado, y su localización al ñado de la muralla y dentro de la medina, inmejorable.
La unica pega que le veo es que no organizan cenas ni comidas aunque su desayuno es muy sabroso.