El personal es muy amable, pero no escuchan suficientemente al cliente. Puesto que llegué por la tarde y sólo tienen servicio de cambio de toallas cada segundo día les dije que entonces el día siguiente a mi llegada , por mi no hacía falta que limpiasen tampoco la habitación. Varias veces lo indiqué, argumentando lo de las toallas y que acababa de llegar. Bueno, pues al segundo día no la limpiaron tampoco, llegué a la noche y reclamé y estuvieron un rato para limpiar la habitación, reaccionaron bastante bien pero, lento, el chasco que me llevé, que llegaba con ganas de descansar y darme una buena ducha...
El desagüe de la ducha no iba muy allá, se acumula rápido el agua. El baño está aceptable justo, el secador costaba mucho accionar el interruptor, debido al óxido. Había una rejilla entre wc y labavo por la que salían mosquitos si no se limpia a tiempo.
Al tercer día, antes de irma ya, quise darme un baño en la piscina y, oh, sorpresa, había un bebé de rata dentro. El personal reaccionó en seguida y añadieron productos desinfectantes, tras recoger al bicho, pero lástima, 3 horas sin poder bañarse. De esto no tiene la culpa el hotel, la isla está llena de depósitos de basura, la recogida no funciona bien y proliferan ratones y ratas en todas partes.
Si las habitaciones están regulin, no deben dar al cliente la opción de no limpiar, sino limpiar siempre.
Deben escuchar mejor y preguntar las veces que haga falta, para evitar malentendidos.
Desayuno bufé aceptable