Habia ido dos veces antes y se destacaba por su limpieza y estilo moderno, además por la excelente calidad de su desayuno. Primero, la recepción sucia y desordenada. El check in es recién a las 4 de la tarde. Esta vez alojamos en la suite premium, que dicho sea de paso nada tiene que envidiarle a las suites supreme excepto por tener una tina de baño. La cama chirriaba al menor movimiento, el colchón no cabía por lo tanto quedaba doblado hacia arriba, hacia un calor sofocante sin aire acondicionado, no tenia ventanas ni vista al mar mas que unos pequeños ojos de buey circulares y muy sucios, la ventana del baño permitía acceder a un balcón común con otras piezas, sin privacidad, la maquina de cafe prometida no estaba, el minibar vacío y manchado con vino, tampoco hubo trago de cortesía como se ofrece. Telarañas en el cielo, mobiliario en mal estado, etc. El desayuno ya no tiene jugos naturales ni café de grano, todo envasado tipo supermercado, el pan seco, la grill no calienta el pan correctamente, etc. Detalles como que los focos de los pisos y cerámicos estan rotos, por fuera el edificio está todo rayado, etc. La atención sigue siendo buena pero definitivamente no regresaremos, menos después de haber sido una invitación sorpresa para alguien muy querido y más encima de lo caro de la habitación ($90.000 aprox x noche) fue una verdadera verguenza.