Es un hotel pequeño, en una zona de Zanzibar poco turística. Para hacer cualquier actividad (snorkel, submarinismo) hay que ir en taxi a otras zonas.
La playa de enfrente es preciosa, y hay una pequeña parte privada orientada a la piscina, donde uno se puede relajar tomando el sol tranquilamente. El problema es que al salir de la parte privada, y entrar en la parte pública siempre se acercan 2,3 o 4 personas intentando venderte excursiones. Son muy pesados, y al final ves que nadie sale a la parte pública para evitarlos. Otro problema es la marea: cuando baja, el agua se va muy lejos hasta casi el arrecife. También suele hacer viento (puede hacerse kite surf, aunque en el hotel no tienen).
Las otras áreas públicas están muy bien (sala lounge, bar en piscina), y las piscinas son geniales y quedan resguardadas del viento. Hay masajista.
La comida normal, tipo bufet con platos locales e italianos (es una cadena italiana). La pasta y la plancha se hace al momento. Se ofrecen cenas con langosta (no incluido en pensión completa, que están muy bien).
Las habitaciones mal, con camas pequeñas (mido 1.84 y se me salían los pies) y colchones viejos. La limpieza era escasa (había arena al entrar en la habitación el primer día). Hay mucha diferencia entre las habitaciones de la piscina y los bungalows. Las primeras son muy básicas: la nuestra olía a humedad, era ruidosa y entraba luz de la escalera. Recomiendo bungalow, que es mucho más cómodo y amplio, y el baño es más completo. Todas tienen mosquitera en ventanas y en la cama. Hay agua caliente, excepto cuando se va la luz (una tarde/noche se fue varias veces la luz, por 10minutos, y no funcionaba la bomba del agua). No hay agua embotellada en la habitación, y si se pide en el bar/restaurante para llevar, la cobran (no incluído).
No hay carteles de "no molestar/limpien la habitación", por lo que a menudo llamaban a la puerta para limpiar muy pronto (entre 8-9am) y nos despertaban. Al decirles que vinieran más tarde, se olvidaban y había que perseguirles para que limpiaran. Se veían algunas habitaciones con un papel colgado de la puerta, escrito a mano "do not disturb".
El servicio de lavandería es poco profesional. Tardaron más, y estropearon 1 jersey.
Contactar con el hotel es una odisea (no se puede conseguir e-mail ni teléfono, y el formulario de contacto de la web no está gestionado por ellos). Lo intenté en varias ocasiones para confirmar la reserva, pedir transporte delde el aeropuerto, y preguntar sobre excursiones, y me fue imposible (conseguí un número de sudáfrica, y de allá me pasaron a otro de Italia, hasta que me cansé).
En caso de problemas (que los hubo), la dirección del hotel no es nada eficiente en resolverlos. La mayoría habla italiano, aunque hay una persona que habla español y otra habla inglés.