No es más que un tres estrellas justito. Lo mejor es la localización justo en primera línea del mar. El desayuno está bien, pero el conserje-dueño no ayuda en nada. Llegamos a las dos y no pudimos apuntarnos al buffet de la cena, porque era hasta la una y no nos dio ninguna alternativa. Entraron en nuestra habitación, aunque habíamos puesto el cartel para que no lo hicieran. A Zadar en coche son 35 minutos. Eso sí, buen chiringuito enfrente.