Bien situado, a dos pasos de la playa. Mucha zona azul para aparcar cerca, pero anuncian que hay aparcamiento privado y siempre está lleno. Recepción moderna, pero habitaciones algo anticuadas, sobre todo los baños. Algo rudiosas, al haber puertas entre las habitaciones, menos mal que cerradas con llave. Como si antes hubiesen sido apartamentos. Piscina bien cuidada pero baldosas resbaladizas, vimos varias caídas en una sola tarde. Comida orientada a británicos, los cuales eran mayoría. En 3 días, ningún arroz mediterráneo ni pescado de calidad. El jamón serrano al corte sin curar casi, ni a un forastero se lo cuelas. Otros productos sí que eran de buen sabor, como repostería, carnes, etc. En una tarta nos salió algo de moho verdoso, y tanto mi pareja como yo tuvimos digestiones pesadas todas las comidas. Para el precio, no nos terminó de convencer.