Es la tercera vez que me alojo en este hotel, y en esta ocasión la experiencia no ha sido tan positiva como en las dos ocasiones anteriores. A nuestra llegada nos anunciaron que éramos los clientes VIP del día y tendríamos unas amenities en la habitación. Cuando llegamos a la habitación, había una bolsa de patatas fritas y una de almendras del minibar encima de una repisa, acompañadas de una carta de la Dirección del hotel. Esas eran las amenities por ser VIP. Habría sido mejor no hacer nada, la verdad. Al comunicarlo al responsable como feedback constructivo, tomaron nota, pero tampoco hicieron nada al respecto. La calidad del buffet ha bajado mucho. El tomate triturado era de lata a granel, la leche sin lactosa tenías que calentártela tú mismo en el microondas porque los camareros no servían nada en la mesa, y los productos sin gluten estaban todos metidos en una cesta a modo de revoltijo, abiertos y con papel de film como si fueran de uso particular. Una vergüenza para ser un Barceló de 4 estrellas. Al comentarlo al encargado del comedor, su respuesta fue: así es como se hace aquí. Y se quedó tan tranquilo.
Cada vez que alguien de las habitaciones colindantes salía de su habitación, nuestras camas vibraban como si hubiera un terremoto. También lo comunicamos para que Mantenimiento revisara las puertas, pero nada se hizo al respecto.
Las instalaciones están bien, y siempre fue un hotel agradable, pero claramente la dirección y gestión ha cambiado, y no está a la altura.