El hotel es gigante, hay incluso transporte interno con carritos de golf para poder llegar a los diferentes restaurantes y playas. Las playas son muy bellas, con pequeños arrecifes para hacer snorkel, puedes llevar el propio o rentar uno. Tiene muchas opciones de cenas a la carta con reservación previa o tipo bufete, la comida es variada, sencilla, cumple su propósito, sin ser especialmente rica. La atención siempre muy amable. Tiene muchas escaleras lo que podría el acceso a personas en sillas de ruedas o con movilidad limitada.