Nos fue en general muy bien, el área de las palapas en la playa es muy amplia, me gustó mucho esto, lo malo es que no se dan abasto los meseros para atender toda el área, entiendo que pueden estar cansados, estresados o cualquier otra emoción que desata el estrés laboral, pero me parece que contrasta mucho con el turista que se quiere alejar de ese estrés y estando ahí se contagia uno, porque también nos pasó con el personal de recepción, y de los restaurantes, sobre todo en el de buffet, todos los meseros se veían muy presionados, sé que habíamos muchas personas pero, son muy pocos los hoteles en Vallarta que el personal no tiene tiempo para platicar una anécdota o un chiste.
Las albercas, muy bien, tienen muy buena seguridad, el chico guardavidas de la playa fue muy amable y con buena actitud, igual el botones.
Los alimentos podrían mejorar, pedí un coctel de camarones y me llevaron un plato con una cama de lechuga romana y encima unos camarones, en otro una ensalada "pico de gallo", no conocía así el coctel, la pizza mala, pero la hamburguesa sí estuvo buena, carne de buena calidad, el desayuno y la cena "aguantan".
La habitación que nos tocó no fue lo que esperaba, espero que si me vuelvo a decantar por este hotel en las próximas vacaciones, me puedan asignar una en una torre frente a la playa o a la marina.
Tienen un tigre en una jaula llamada Daisy, no sé, a mi me encanta tener la oportunidad de ver un animal majestuoso tan cerca, pero por otro lado, puede estar mal